miércoles, 18 de noviembre de 2009

Nuevo Himno, nuevo comienzo


Mucha publicidad nos llega de un tiempo a esta parte sobre los festejos del Bicentenario de la Independencia de nuestro país. Aprovechando una fecha tan importante como esta, que marca la autonomía de Paraguay con respecto al yugo español, sería interesante sacarle el polvo a un asunto que a muchos incomoda pero pocos mencionan: nuestro Himno Nacional.

Este símbolo patrio fue escrito, tanto en letra como en música, por extranjeros. Dicho de otra forma, el Himno Nacional “Paraguayo” tiene como autores un “uruguayo” y un “húngaro”, Francisco Acuña de Figueroa y Francisco José Debalí, respectivamente, que nada tenían que ver con las luchas y la idiosincrasia de nuestro pueblo. Aunque habría que aclarar que sobre el autor de la música no se tiene certeza, y la reconstrucción correspondió a Remberto Giménez.

Habla de una dictadura monárquica muy distante, no solo en cuanto a años se refiere, sino también lejana en el sentir de los paraguayos que, si bien la liberación de ella marca el inicio de esta patria, hay una dictadura más reciente a cuya caída está más ligada la población actual, y de la que muchos afirman todavía no se produce una escisión completa.

Por otro lado, es un símbolo que en lugar de patriotismo y fervor, inspira tedio. Con una letra que pocos entienden, por el característico hipérbaton, y una melodía más bien cansina promotora de uno u otro bostezo. Y no frunzan el ceño al leer esto, estoy segura de que en más de una ocasión rezongaron internamente por el pleito de tener que entonar esta música oficial.

Es un Himno que no se constituye en el grito del pueblo en acontecimientos donde la garra guaraní tendría que estar presente para reivindicar la nación paraguaya. ¿Qué escuchamos usualmente en manifestaciones populares? Les refresco la memoria: Patria querida, porque como su nombre lo dice, infunde el amor a esta tierra, y por ser una marcha, llena de brío el corazón de cada paraguayo al punto de ofrecer sus pechos como murallas.

Su letra promueve con mucha fuerza “unión e igualdad”, y creo que esto está errado para la situación del hoy por hoy. ¿Unión? El paraguayo demuestra este valor a través de la solidaridad que le caracteriza, y lo demostró en las guerras que aparecen en la historia, donde hasta niños combatieron. ¿Igualdad? ¿Acaso no es una utopía pedir igualdad en una patria donde imperan la injusticia y el subdesarrollo? A mi parecer, un himno, ajustado a nuestra realidad, debería pedir justicia y progreso.

En fin, volviendo a mi punto inicial, ¿no es buena fecha el Bicentenario de nuestra Independencia para marcar el hito de un nuevo comienzo dándole a nuestro Paraguay una nueva y auténtica música oficial? ¿Por qué dejar nuestro grito patrio en manos extranjeras que escribieron letra, armonía, melodía y ritmo como meros espectadores de nuestra historia?

Aquí hay talentos y eruditos en el ámbito de la música y la poesía que podrían escribir un himno a nuestra altura, un himno que muestre nuestra realidad, nuestro brío y nuestra esperanza en un país mejor. Un grito que sea un grito como lo es Patria querida, y no una letanía.

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